Hoy me he sentido muy triste, hasta se me han salido lágrimas varias veces ya y no son las 10am todavía. Hoy me he sentido impotente.

Yo, como mujer, inmigrante, latina, de piel morena, y hablante de un idioma que no es el inglés represento todo lo que el nuevo presidente electo rechaza. Represento todo lo que se supone tiene un fundamento negativo, represento una amenaza para Estados Unidos. Y no solo eso sino que estoy casada con un hombre también latino, moreno e inmigrante. Y para colmo me he atrevido a parir tres niñas, tres personas del sexo femenino, tres personas que lucen diferente, que no lucen estadounidenses.

Esta mañana me he sentido sin esperanza, incrédula de que esto esté pasando, de que se haya elegido al candidato menos progresista de todos los tiempos, de que se quiera volver al pasado. Pero, ya después de haberlo internalizado, agarro con mis manos las herramientas que tengo: mi educación y mi profesión. Soy profesora de lengua y literatura, estoy encargada de la cátedra de Literatura Latina en Estados Unidos a nivel de pregrado y posgrado, soy una docente universitaria: les enseño a mis estudiantes a pensar. De esto me voy a agarrar para seguir adelante. La educación y el análisis crítico serán nuestros aliados.