El viernes pasado tuve una visitante en una de mis clases. La niña de una estudiante mía vino a mi clase ya que tenía el día libre en su colegio y su mamá no tenía con quien dejarla. Acepté que viniera pues ya conozco a la niña, sé que no es un terremoto y mi estudiante nunca me había pedido ese favor, siendo este su tercer semestre conmigo.

En efecto la niña se portó de maravilla. La veía escribiendo y escribiendo en una libreta usando colores rosados y morados. Al final de la clase la felicité por haberse portado tan bien y ella vino hacia donde yo estaba y me dio lo que había estado dibujando: era yo.

Con sus ojos de ternura me dibujó tal y como me vio. ¿No quedé linda?