Por ahí ya han visto algunos que nos vamos a mudar pues conseguimos trabajo (¡¡¡yupi!!!) en otro estado. Así que muy contentos aquí estamos recogiendo, empacando y haciendo miles de cosas para prepararnos ante esta nueva etapa que ya pronto va a comenzar.
En las mudanzas -aunque son cansonas y pueden tornarse desagradables- siempre se da la oportunidad de deshacerse de cosas... lo cual es positivo porque ¡uno sí acumula peroles! Bueno, en nuestro caso y ya a dos meses de que mi niña menor cumpla 2 años, hemos decidido donar algunas cosas que nos han servido mucho estos 4 años que hemos tenido a las niñas pequeñas: una cunita de recién nacido que luego se vuelve corral para jugar, la papelera antiodor de los pañales, la máquina tiraleche, y dos cosas más que me gustaría seguir usando pero que mi niñita no quiere seguir utilizando porque ella es una niña grande como su hermana mayor: la sillita de comer y el cambiador (un mueble donde se ponen bebés a la altura de los codos de la madre para cambiar sus pañales sin tener que doblarse evitando así dolores de cintura -un invento magnífico-).
El camión de la mudanza se va a ir más ligero pero mi corazoncito un poco arrugado porque no solo dejo no unas cosas, sino una etapa atrás, la de mis bebés que ahora se convierten en niñas más independientes.