Mi Venezuela querida lucha por su vida. La gente sale a la calle a protestar por la falta de calidad de vida, porque tiene hambre, porque está cansada de tanto atropello. Yo no estoy allá para salir a la calle y acá tengo que seguir trabajando y seguir luchando por el futuro de mis hijas. Entonces hago lo que siento que debo hacer: inculcarles a mis hijas el amor por Venezuela y consentirlas con unas arepas. A mi mamá, que está aquí con nosotros, le compré diablitos que tenía muchos meses sin probar y le hice 2 arepas grandes para que disfrutara y se sientiera querida. Venezuela es un gran lugar. Alzo mi voz por todos los que salen a la calle para luchar por Venezuela.
