Creo que he comentado anteriormente que al ser inmigrantes en Estados Unidos, la celebración del Día de Acción de Gracias no significaba nada para Carlos y para mí. La tradición no estaba incluída en nuestras vidas. Sin embargo, siempre íbamos adonde nos invitaban y compartíamos con aquellos que celebraban este día, dando gracias por todo.
Cuando tuvimos a nuestra primera beba, decidimos empezar a celebrar nosotros en casa pues esta es una de las fiestas más importantes de este país, lugar en que han nacido nuestras hijas. Por ello comenzamos a construir una tradición que ha de convertirse en un recuerdo recurrente en la mente de las bebas. Algún día esperamos que de adultas sonrían recordando los días de acción de gracias junto a nosotros, sus padres.
Ahora que las dos bebas mayores tienen uso de razón y pueden articular sus emociones desde el nivel de profundidad que les caracteriza a su corta edad, les dijimos que debían dar gracias por algo. No entendían bien el concepto y les estuvimos explicando por algunos días y dándoles ejemplos.
El Día de Acción de Gracias nos sentamos a la mesa a comer y antes de empezar les pedimos que dieran gracias por algo:
*La mayor dio gracias por sus vestidos porque había niñas que no tenían vestidos que ponerse.
*La del medio dio gracias con estas palabras textuales: "Doy gracias porque mami trajo una bebé en su barriguita."
Y yo me puse a llorar.
Y así la vida me pone enfrente la verdadera dicha.