La luna me dijo al oído que había que seguir luchando. Aunque la miré con desdén, me sonreí cuando su voz me hizo cosquillas en la oreja.
Luego pasó una estrella pequeñita y me dio un empujón. Se echó a reír cuando me vio caer y me dijo que me levantara, solo estaba jugando.
Su pelo estaba parado como niño peludo al nacer. Me dio ternura y lo toqué. En una bandeja había pedazos de chocolate blanco y le convidé uno. La estrella de pelo largo lo guardó en su corazón y me dio las gracias por haberle endulzado la vida. Se le salió una lagrimita cuando partía y antes de agarrarle la cola a un cometa perdido se volteó, me mandó un beso volado y me dijo: "la escarcha te hace ver linda".